sábado, 5 de marzo de 2011

BIENVENIDOS A BODEGAS PORTIA

EL SECTOR DEL VINO NECESITA CAMBIOS


Récord de ventas. En la campaña del año pasado en el exterior se logró la cifra de 17,6 millones de hectolitros. Precios. Casi la mitad de las operaciones corresponden a marcas sin denominación de origen y a granel

España es el tercer país comunitario productor de vino, muy por detrás de Francia y casi a los mismos niveles de Italia. Sobre estas líneas, barricas apiladas en una bodega riojana.


El sector vitivinícola batió en la última campaña todos los récord de exportaciones con un volumen de 17,6 millones de hectolitros.
España es el tercer país comunitario elaborador de vino, muy por detrás de Francia y casi a los mismos niveles de Italia. Aunque la superficie de cultivo se ha ido reduciendo en las últimas décadas desde 1,4 millones de hectáreas a poco más de un millón las producciones van en aumento por el tipo de explotaciones, los procesos de reestructuración y reconversión, con la introducción de nuevas variedades hasta una media superior a los 40 millones de hectolitros.
Con ese volumen, las cuentas no salen si se mira solamente el mercado interior. La demanda en España se sitúa solo entre los nueve y los 10 millones de hectolitros con una estabilidad, e incluso mejora en la venta para consumo en los hogares y una fuerte caída en la hostelería. Unos siete millones de hectolitros se destinan anualmente a la quema para la obtención de alcohol para uso de boca y otros dos millones se utilizan para otros fines, como vinagres. Eso supone que el resto de la fabricación se debe exportar en competencia con vinos baratos de los llamados países del nuevo mundo, como Australia o Sudáfrica.
Según los datos manejados por el Observatorio Español del Mercado del Vino, en 2010 las ventas en el exterior se elevaron a 17,6 millones de hectolitros frente a los 15,2 millones de la campaña anterior. España se ha convertido en el primer país exportador de caldos en la UE. Hasta la fecha, el récord se situaba en los 16,7 millones de hectolitros de 2008. Este sería el dato positivo, pero junto él hay un claro predominio de cifras negativas que señalan la necesidad de llevar a cabo cambios en algunas de las políticas sobre el sector.
Esos apuntes se pueden concretar en tres. Primero, que mientras las ventas crecieron en un 15,6% en volumen, en valor lo hicieron solamente en un 10%. El coste medio de un litro vendido en el exterior ha bajado de 1,14 euros a solo 1,09 euros litro.
Si se tiene en cuenta que hay un importante porcentaje de caldos de calidad que se comercializan a precios elevados, se supone que hay una gran masa de ellos cuyo precio se halla muy lejos del euro. Eso, traducido en uva, confirma la imposibilidad de que una bodega pueda pagar un precio remunerador por el grano. Segundo, que de esos 17,6 millones de hectolitros, más del 45%, 8,13 millones de hectolitros, son graneles especialmente vendidos en Francia y otros países comunitarios, seguidos de otros mercados como Rusia y emergentes en esta demanda, como China. Tercero, que aumenta casi un 50% la venta de vinos envasados sin denominación de origen, mientras baja ligeramente las que sí la tienen en envasados.

Caldos de distintas gamas

Vender este producto en el exterior es positivo para el sector, pero hacerlo a precios bajos supone un problema para todo el grupo, especialmente para los viticultores, al que se considera que se deberían dar respuestas. Para el responsable del Observatorio del Vino, Rafael del Rey, es positivo que en las exportaciones haya tanto caldos de alta gama como otros de escala inferior, siempre que todos ellos tengan una calidad. Sin embargo, sería necesario desarrollar una estrategia para mejorar en conjunto la imagen de este artículo español en el exterior y, sobre todo, avanzar en los procesos de distribución de cara a consolidar viejos mercados y abrir otros emergentes, sobre todo en Asia. En esta estrategia se hallan diferentes iniciativas del sector, como la constitución de la Fundación Tierras del Vino, en Castilla-La Mancha.
Un proyecto interesante sobre el papel, siempre que los fondos aportados por los viticultores y las industrias se gastasen en la promoción de ese vino y no en compromisos políticos de la Consejería de Agricultura.
Rafael del Rey no considera que la denominación Viñedos de España desde 2006 para el caldo de la tierra, a la que se podía poner añada y variedad, hasta su derogación hace unas semanas, haya sido negativa para el mercado en el exterior y en el propio interior». De hecho, señala, «son muchos los viticultores que producen tanto caldos de alta gama, como de la tierra».
Todo lo contrario piensan otras bodegas, que solo operan en el exterior y en el mercado interior en los segmentos altos de calidad y coste, como sería el caso de Viña Pedrosa en Duero. «A nosotros, señala José Manuel Pérez Ovejas, enólogo de la firma, no nos afecta el mercado de las marcas baratas, porque jugamos en otro escenario, pero nunca nos ha parecido correcto que la imagen de los caldos nacionales la pueda haber ofrecido Viñedos de España con los llamados vinos de la tierra frente al trabajo que hemos hecho». Y sostiene que «todos los vinos deben apoyarse, porque todos tienen futuro, sin perjudicarse en las ventas».



En las XXI Jornadas Técnicas de Acorex, el ex ministro de Trabajo e Ingeniero Agrónomo, Manuel Pimentel, volvió a la carga para advertir que el campo se va a vengar pronto de una forma dura, y que el agricultor no quiere, con la escasez de alimentos.

Y todo porque la agricultura, en general, “está siendo despreciada desde hace muchísimo tiempo, ya que la población europea es mayoritariamente urbana, nunca se ha preocupado y cree que los alimentos aparecen por magia en un supermercado”.

Evidencias hay, en eso estoy de acuerdo con Pimentel, como la eliminación de la palabra “agricultura” del nombre de ministerios, consejerías y otros departamentos administrativos y en la creación de un imaginario de “agricultor”, en un jardinero del medio, cuando no es visto como un parásito de la PAC.

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